jueves, 26 de noviembre de 2009

Lo cotidiano: el cine

Quisiera continuar con la recolección de muestras artísticas que, a mi juicio, expresen de uno u otro modo, diversos aspectos de la cotidianeidad, aludiendo a ella implícita o explícitamente, o apoyándose en ella para generar una expresión artística. Ya que comencé con la noción que tiene Cavell del cine, en donde le da gran importancia a la expresión de lo cotidiano, quisiera continuar en el mismo arte, presentando algunas películas que sean, a mi juicio, una expresión de la cotidianeidad.

Comenzaré con el neorrealismo italiano, que es identificado como una corriente del cine que comienza a tocar temas de la vida concreta, de un modo que no se busca la espectacularidad, sino simplemente la muestra de cómo transcurre la vida de sujetos como cualquiera. El neorrealismo italiano surge en el contexto de una Italia que estaba aun consternada por los efectos de la segunda guerra mundial. Una Italia aun asediada por las tropas aliadas y aun en estado de shock por el terrible evento del que había sido parte. La segunda guerra mundial le abre los ojos al sujeto europeo ante una realidad que de pronto se muestra totalmente desencajada, totalmente carente de sentido, totalmente quebrada. La guerra rompe las ilusiones de un mundo que se dirige hacia un progreso ideal: la incomprensión del terror se inmiscuye en la conciencia de toda Italia, e influye directamente en cómo los cineastas comienzan a realizar películas. El cine que surge en el neorrealismo italiano no vende ilusiones, pero tampoco se dedica a juzgar moralmente los hechos. Lo que hace este cine es simplemente mostrar su consternación frente a una realidad sobre la que ya no se sabe qué decir, de la que ya no se puede sacar ninguna respuesta concreta. Así, las películas italianas de esta época comienzan a mostrar características novedosas; la cámara, por ejemplo, deja de mostrar cosas puntuales, ya no se dedica simplemente a seguir los pasos de una narración; ahora la cámara comienza a mostrar planos amplios, deja de concentrarse en qué es lo que se quiere contar, para pasar a simplemente mostrar todo el panorama, preguntándose qué es aquello que allí debería sorprendernos: sólo se atina a mirar con ojos consternados. Así, las historias que se cuentan aterrizan en la vida concreta de los sujetos, en su júbilo y en su tristeza cotidianos. Las problemáticas no son resueltas, las películas terminan con grandes dudas abiertas, no se quiere mostrar una perspectiva ni explícitamente feliz, ni explícitamente triste, simplemente se muestra a la vida ordinaria, tal y como ella es, llena de huecos, de incertidumbres, de perplejidades. El siguiente es un clip de la famosa película de Vittorio de Sica, ‘Ladrón de Bicicletas’. Nótese la concentración en diálogos, la ausencia de eventos espectaculares, la ausencia de afirmaciones categóricas morales; hay sonrisas, hay tristeza, hay incógnita, todo a la vez:




Pasemos a otro ejemplo del cine que muestre algún aspecto de la cotidianeidad. A mi juicio, el cine latinoamericano actual es una gran fuente de películas con amplio contenido que se apoya en lo cotidiano. Sobre todo el cine argentino, es un cine que ha comenzado a concentrarse en eventos cada vez más ligados a la vida concreta, cada vez más desligados de lo espectacular. Hay muchas películas latinoamericanas actuales que se dedican simplemente a seguir la psicología de un personaje en particular. Son películas pausadas y muy reflexivas. Buscan la riqueza en la atención de cómo pasa el día a día de alguna persona, o de algún evento. Podemos pasarnos varios minutos observando a alguien en silencio, pensando, mirando hacia algún lugar. La psicología no es mostrada explícitamente, sino de modo confuso y complejo: tal como se da en la cotidianeidad. El siguiente es un clip de una película mexicana llamada ‘Lake Tahoe’, del director Fernando Eimbcke. Nótese lo sumamente comunes que son los eventos y conversaciones que nos muestra la película:




Algo muy interesante pasa con la película ‘En la ciudad de Sylvia’, de José Luis Guerín. La película se posa en el día a día de un personaje, y vamos concentrándonos en la perspectiva de su pausada búsqueda. Así, se nos muestran escenas tan bellas como la siguiente, en la que nos dedicamos sólo a mirar a la gente actuando cotidianamente, mientras se toman un café y conversan sobre cualquier tema:




El diálogo es un elemento básico y central de la cotidianeidad; es talvez el elemento más importante que conforma lo que es la vida ordinaria. Es en el diálogo en donde nos conformamos como sujetos, y en donde nos relacionamos día a día con las demás personas. Dos películas que son una muestra muy interesante de cómo las relaciones humanas más profundas nacen sumergidas en el diálogo, son ‘Before Sunrise’ y ‘Before Sunset’ de Richard Linklater. Disfrutar de la cotidianeidad, sumergirse concientemente en ella, es saber disfrutar paso a paso, pausadamente, del diálogo:


Before Sunset

En el mismo sentido de la anterior, la película ‘Ten’ de Kiarostami se centra totalmente en el diálogo. No vemos más que a una mujer conduciendo un auto, conversando con varios acompañantes. A partir de tales diálogos, Kiarostami va sumergiéndose muy profundamente en la vida de las mujeres iraníes, en sus problemáticas cotidianas. Como dije, es en el diálogo en donde conocemos más profundamente al ser humano:

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