Al final del cómic Watchmen, tras descubrirse el plan de Veidt y la necesidad de que permanezca en secreto, Dr. Manhattan -un ser con capacidades ‘supra-humanas’, como la manipulación de la materia y una percepción no lineal del tiempo- mata a Rorschach, al tener este último la intención de contarle al mundo lo que había realizado Veidt. Mi intención aquí es la de reflexionar sobre este último acto del Dr. Manhattan, intentando comprenderlo dentro de la ‘moral’ extra-ordinaria que se le podría aplicar a un ser como el Dr. Manhattan, claramente no humano[1], y claramente no divino[2].
Quisiera comenzar recordando un par de eventos en los que estuvo envuelto el Dr. Manhattan, y en los que estuvo implicada la muerte de una o más personas. En primer lugar, recordemos el momento en que la ciudad comienza a protestar ferozmente en contra de los vigilantes, exigiendo que ellos desaparezcan de la sociedad. Estas protestas son apaciguadas precisamente por los mismos vigilantes, actuando cada uno en lugares diferentes del país. El Dr. Manhattan está en Washington, intentando impedir que la multitud se abalance contra la casa blanca. En un momento determinado, ante la dificultad de la situación, Dr. Manhattan decide enviarlos a todos a sus casas, teletransportándolos forzosamente. Tras hacerlo, dos personas sufren paros cardiacos ante la impresión de tan repentina desaparición de un lugar y aparición en otro. Claramente es el Dr. Manhattan quien ha causado tales muertes, aunque sea indirectamente. Sin embargo, él reflexiona que si no hubiera hecho lo que hizo, probablemente muchos más hubieran sufrido daños. Aquí pareciera que Manhattan se mueve por un principio utilitarista, es decir, parece justificar su acción pensando en el bien para la mayoría, procurando el menor mal posible. Esto, por supuesto, no significa reducir al utilitarismo a un ‘consecuencialismo’ (aquel bien que promueve la acción utilitarista no se simplifica diferenciando a los medios de los fines), pero no se puede negar que aquí la decisión sobre la buena acción moral necesita de una proyección hacia aquello que se cree que será bueno para todos (en John Stuart Mill, las reglas son aquellas que proyectan correctamente lo que sería bueno para todos -o para la gran mayoría- causando el menor mal posible). Podríamos decir entonces que Dr. Manhattan ha actuado de acuerdo a tal noción utilitarista, insertando su moral en tales principios. Sin embargo aquí podrían hacerse varias observaciones: ¿ha actuado realmente Manhattan pensando en el bien de la mayoría?, ¿no está simplemente siguiendo órdenes del estado, o no está intentando proteger a Laurie de la multitud?; ¿y se puede hablar de querer hacer un bien cuando se sabe cuál va a ser la consecuencia exacta del acto –teniendo en cuenta la noción que Dr. Manhattan tiene del tiempo?, ¿no dice él mismo que todos somos como títeres del destino, que él solamente puede ver las cuerdas?, ¿puede haber allí distinción entre lo que está bien y lo que está mal?
Otro evento que me gustaría recordar se da lugar en Vietnam, cuando el Comediante mata a una mujer embarazada sin ningún remordimiento. Dr. Manhattan presencia este hecho y se podría decir que se conmueve con la situación. Le reclama al Comediante por lo que hizo, pero este le contesta que él bien podría haber detenido el hecho, pero que no lo hizo. El Comediante, con su retorcida pero evidentemente lúcida inteligencia, le advierte a Manhattan cómo está perdiendo contacto con la humanidad, cómo en realidad está muy lejano a ella y cómo no le importa en el fondo lo que a ella le suceda. Cabe preguntarse entonces, a partir de este evento, cómo ha interpretado lo bueno y lo malo el Dr. Manhattan, qué papel juega su percepción moral de la situación, si es que tiene una. Claramente hay una percepción inmediata en él de que el asesinato de la mujer embarazada es algo malo, sin embargo lo que nos hace recordar el Comediante es cierto, Manhattan no detuvo la acción, a pesar de que pudo haberlo hecho con facilidad. Evidentemente no la detuvo por maldad, no quería que la mujer fuera asesinada. Yo más bien me inclinaría a pensar que la visión del hecho de Manhattan ha carecido de una perspectiva moral. Manhattan ha visto el asesinato más bien como un observador objetivo. En el momento inmediato reacciona gritando que no lo haga, dando lugar a aquel resto de humanidad que hay en él. Sin embargo, ha dejado que los hechos se sucedan, no interviniendo nunca en pos de un bien o mal moral. Manhattan observa el asesinato y reacciona ante él, pero no lo hace desde la perspectiva de la ética, lo hace desde la perspectiva del simple observador que constata los hechos. Quiero decir, ante el hecho, no habría habido preocupación en Manhattan, sino sorpresa. No ha habido el estremecimiento de la moral que no comprende y no se puede identificar emocionalmente con el hecho, sino la confusión del observador científico que no entiende la lógica de lo observado.
Lo que básicamente quiero decir aquí es que en Manhattan no hay siquiera posibilidad de la comprensión emocional, él ya está más allá de ello. Tanto en el primer caso como en el segundo no entra la dimensión espiritual a intentar identificarse con los sujetos que son parte de los hechos. Lo que hace el Dr. Manhattan es más bien intentar entender analíticamente, intelectualmente los hechos. En el primer caso Manhattan sí entiende la situación perfectamente, entiende cuáles son las mejores consecuencias. Pero entiende desde su capacidad analítica intelectual, no desde su capacidad comprensiva emocional. Por ello es que sí toma una decisión y actúa. Pero en el segundo caso Manhattan no entiende la situación. Se confunde ante ella y no atina a actuar porque lo que presencia está más allá de sus capacidades. Al no comprender, Manhattan no puede actuar. Pero debe quedar claro aquí que es la dimensión intelectual, analítica, la que está presente en Manhattan, no la emocional. Y es en tal dimensión emocional en que se posa la moral, es a partir de ella que el ser humano se identifica con su entorno y puede reflexionar más profundamente sobre él. Manhattan está más allá de la moral, no existen para él las diferenciaciones entre el bien y el mal (está ‘más allá del bien y del mal’), puesto que para comprender al bien y al mal en tanto que propiedades morales del mundo es necesario identificarse emocionalmente con él.
Quisiera comenzar recordando un par de eventos en los que estuvo envuelto el Dr. Manhattan, y en los que estuvo implicada la muerte de una o más personas. En primer lugar, recordemos el momento en que la ciudad comienza a protestar ferozmente en contra de los vigilantes, exigiendo que ellos desaparezcan de la sociedad. Estas protestas son apaciguadas precisamente por los mismos vigilantes, actuando cada uno en lugares diferentes del país. El Dr. Manhattan está en Washington, intentando impedir que la multitud se abalance contra la casa blanca. En un momento determinado, ante la dificultad de la situación, Dr. Manhattan decide enviarlos a todos a sus casas, teletransportándolos forzosamente. Tras hacerlo, dos personas sufren paros cardiacos ante la impresión de tan repentina desaparición de un lugar y aparición en otro. Claramente es el Dr. Manhattan quien ha causado tales muertes, aunque sea indirectamente. Sin embargo, él reflexiona que si no hubiera hecho lo que hizo, probablemente muchos más hubieran sufrido daños. Aquí pareciera que Manhattan se mueve por un principio utilitarista, es decir, parece justificar su acción pensando en el bien para la mayoría, procurando el menor mal posible. Esto, por supuesto, no significa reducir al utilitarismo a un ‘consecuencialismo’ (aquel bien que promueve la acción utilitarista no se simplifica diferenciando a los medios de los fines), pero no se puede negar que aquí la decisión sobre la buena acción moral necesita de una proyección hacia aquello que se cree que será bueno para todos (en John Stuart Mill, las reglas son aquellas que proyectan correctamente lo que sería bueno para todos -o para la gran mayoría- causando el menor mal posible). Podríamos decir entonces que Dr. Manhattan ha actuado de acuerdo a tal noción utilitarista, insertando su moral en tales principios. Sin embargo aquí podrían hacerse varias observaciones: ¿ha actuado realmente Manhattan pensando en el bien de la mayoría?, ¿no está simplemente siguiendo órdenes del estado, o no está intentando proteger a Laurie de la multitud?; ¿y se puede hablar de querer hacer un bien cuando se sabe cuál va a ser la consecuencia exacta del acto –teniendo en cuenta la noción que Dr. Manhattan tiene del tiempo?, ¿no dice él mismo que todos somos como títeres del destino, que él solamente puede ver las cuerdas?, ¿puede haber allí distinción entre lo que está bien y lo que está mal?
Otro evento que me gustaría recordar se da lugar en Vietnam, cuando el Comediante mata a una mujer embarazada sin ningún remordimiento. Dr. Manhattan presencia este hecho y se podría decir que se conmueve con la situación. Le reclama al Comediante por lo que hizo, pero este le contesta que él bien podría haber detenido el hecho, pero que no lo hizo. El Comediante, con su retorcida pero evidentemente lúcida inteligencia, le advierte a Manhattan cómo está perdiendo contacto con la humanidad, cómo en realidad está muy lejano a ella y cómo no le importa en el fondo lo que a ella le suceda. Cabe preguntarse entonces, a partir de este evento, cómo ha interpretado lo bueno y lo malo el Dr. Manhattan, qué papel juega su percepción moral de la situación, si es que tiene una. Claramente hay una percepción inmediata en él de que el asesinato de la mujer embarazada es algo malo, sin embargo lo que nos hace recordar el Comediante es cierto, Manhattan no detuvo la acción, a pesar de que pudo haberlo hecho con facilidad. Evidentemente no la detuvo por maldad, no quería que la mujer fuera asesinada. Yo más bien me inclinaría a pensar que la visión del hecho de Manhattan ha carecido de una perspectiva moral. Manhattan ha visto el asesinato más bien como un observador objetivo. En el momento inmediato reacciona gritando que no lo haga, dando lugar a aquel resto de humanidad que hay en él. Sin embargo, ha dejado que los hechos se sucedan, no interviniendo nunca en pos de un bien o mal moral. Manhattan observa el asesinato y reacciona ante él, pero no lo hace desde la perspectiva de la ética, lo hace desde la perspectiva del simple observador que constata los hechos. Quiero decir, ante el hecho, no habría habido preocupación en Manhattan, sino sorpresa. No ha habido el estremecimiento de la moral que no comprende y no se puede identificar emocionalmente con el hecho, sino la confusión del observador científico que no entiende la lógica de lo observado.
Lo que básicamente quiero decir aquí es que en Manhattan no hay siquiera posibilidad de la comprensión emocional, él ya está más allá de ello. Tanto en el primer caso como en el segundo no entra la dimensión espiritual a intentar identificarse con los sujetos que son parte de los hechos. Lo que hace el Dr. Manhattan es más bien intentar entender analíticamente, intelectualmente los hechos. En el primer caso Manhattan sí entiende la situación perfectamente, entiende cuáles son las mejores consecuencias. Pero entiende desde su capacidad analítica intelectual, no desde su capacidad comprensiva emocional. Por ello es que sí toma una decisión y actúa. Pero en el segundo caso Manhattan no entiende la situación. Se confunde ante ella y no atina a actuar porque lo que presencia está más allá de sus capacidades. Al no comprender, Manhattan no puede actuar. Pero debe quedar claro aquí que es la dimensión intelectual, analítica, la que está presente en Manhattan, no la emocional. Y es en tal dimensión emocional en que se posa la moral, es a partir de ella que el ser humano se identifica con su entorno y puede reflexionar más profundamente sobre él. Manhattan está más allá de la moral, no existen para él las diferenciaciones entre el bien y el mal (está ‘más allá del bien y del mal’), puesto que para comprender al bien y al mal en tanto que propiedades morales del mundo es necesario identificarse emocionalmente con él.
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[1] Dr. Manhattan mismo no se siente un humano más; termina incluso dándose a sí mismo características pseudo divinas, al decir que piensa crearse sus propios seres vivos en otro planeta (Watchmen, Cap. XII, p.27).
[2] Dr. Manhattan está aun inmerso en muchos conflictos emocionales que lo hacen actuar impulsivamente cuando es presionado. Claro ejemplo de esto es su desesperación cuando es acusado en televisión por supuestamente haberle causado cáncer a varias personas cercanas. Esto, por supuesto, aleja al Dr. Manhattan de la divinidad, y lo acerca a la humanidad.
1 comentarios:
"la moralidad de mis acciones se me escapa" -Dr- Manhattan. Cap IV. Pag 14
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